El drástico incremento de las temperaturas, durante los meses estivales, predispone a nuestros hogares a que sean invadidos por cucarachas, arañas, ratas, ratones, hormigas, ácaros, moscas, mosquitos, termitas, avispas o chinches.
La mayoría de estos animales son capaces de provocar grandes daños estructurales y, además, de transmitir enfermedades, como la salmonelosis.