Los gorgojos forestales o de plantas ornamentales suelen provocar daños en las plantas que habitan, llegando incluso a provocar su muerte. Esto es especialmente dañino en caso de afectar a especies protegidas, como por ejemplo la palmera canaria (Phoenix canariensis), o plantaciones con importancia natural y cultural como el palmeral de Elche, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000 y afectado por una plaga de picudo rojo en el año 2005.
Los gorgojos de productos almacenados, como el gorgojo del trigo, del maíz o del arroz, colocan los huevos dentro de los granos de estos cereales para que las larvas se alimenten del tejido nutricional del grano. Como resultado, los granos de cereales afectados por los gorgojos poseen una menor calidad, y en caso de germinar, generan plantas débiles y vulnerables al ataque de otros parásitos.