Entre los meses de enero y marzo, tras haber completado las 5 fases larvarias, las orugas bajan al suelo, también en procesión, donde se entierran, forman un capullo y pasan a la fase de crisálida, esperando transformarse en mariposa.
En verano, en función de la disponibilidad de alimento, una parte de estas orugas enterradas completará la metamorfosis y se transformarán en mariposas, iniciando de nuevo el ciclo reproductor. El resto lo hará en veranos posteriores ya que pueden permanecer en esta fase de pupa hasta seis años.